jueves, 22 de noviembre de 2012

Tortura


La pesadilla comienza cuando la luz hiere su único ojo sano.
A continuación es sacado a rastras del pequeño habitáculo, añadiendo una nueva capa de mugre a la ya existente, y durante varias -interminables- horas es golpeado, tironeado, cortado, machacado, torturado, en fin, sin otra razón aparente que la diversión de su torturador.
Y así día tras día.
De vuelta a su cubículo se sorprende de continuar vivo: tuerto, manco, desorejado, dolorido pero tristemente vivo.
Y cada noche, envuelto en la oscuridad, reza con fervor para que pronto llegue el día en que ese maldito niño lo sustituya por un nuevo juguete y él pueda acabar su vida entre los benditos dientes del triturador de un camión de la basura.



5 comentarios:

  1. ¡Qué penita me ha dado Nanny! Hay que cuidar nuestros juguetes! Un besote

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  2. hola como estás... tanto tiempo, saludos desde uruguay!

    Pura tristeza... me acordé de los juguetes de mis hijassss.

    nos vemos.

    bss

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  3. WinnieO: Sí que da penita el osito, pobre :)

    Mónica: ¡Cuánto tiempo sin verte por aquí! Bienvenida de nuevo :) Yo también me acordé de los juguetes de la mía cuando lo escribí ;)

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  4. A veces, vivir es la peor de las torturas... Pobre osito.

    Besos y abrazos.

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  5. Una versión thriller de Toy Story. Un cuento así da para multiples conclusiones psicológicas, pero es viernes y no se ocurre ninguna. Besos

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Yo ya he hablado demasiado, ahora te toca a ti...

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