lunes, 22 de marzo de 2010

Cuerpos traidores...

Envejecer


Odiaba la idea de hacerse vieja. Odiaba la idea de perder su negro cabello, la exquisita tersura de su piel. La atenazaba el miedo a perder la juventud y la belleza de la que disfrutaba.


No sé si podrás imaginar el pavor que sintió cuando aparecieron las primeras canas.


Cada vez que atisbaba la blancura de un pelo cano entre el negro de sus cabellos arremetía contra ella sin piedad, con toda la saña del terror que el envejecer le provocaba. Primero fue una de vez en vez. Luego pasaron a ser ya dos o tres. Más tarde se transformaron en auténticos mechones. Ella, sin piedad, continuaba arrancándolas, desarraigando esas islas de color blanco que le recordaban que su juventud ya era cosa del pasado y que el tiempo le había dado alcance por mucho que ella hubiera intentado evitarlo.


Continuó arrancándose toda cana que se viese lo que, a la larga, equivalía a arrancarse todo el cabello, hasta quedar completamente calva. No tenía ni un sólo pelo blanco... ni de ningún otro color. Se sintió aliviada. Se compró una peluca y siguió , feliz, con su vida y su ilusión de juventud.


Cuando, como cada tarde, la veo pasar frente a mi ventana con su peluca -pelirroja, rubia, morena, castaña- me pregunto qué ocultará la pálida máscara -siempre la misma- que usa desde que las arrugas hicieron aparición en su rostro...


¡Médicos!

Hasta las narices, oiga, estoy hasta las narices de que me anden hurgando. Hasta las narices, hasta el moño, harto y más que harto estoy de médicos, de pinchazos, de cortes, de tubos y de trasteos por mis interiores.


¡Pero aparte eso de una vez, leñe! ¿No me está oyendo lo que le digo? Que ya está bien, que no voy a dejar que me toquen más. Me han hecho de todo lo que se podía hacer. Me han pinchado como un millar de veces, me han insertado tubos en prácticamente todos los orificios de mi cuerpo, me han extraído sangre y pedacitos de diversos órganos, me han hecho docenas de pruebas de todo tipo... ¿Y aún quieren seguir haciéndole cosas a este pobre cuerpo mío?


¡Pues no!


¡Se acabó!


¡Game Over!


Me da igual lo que haya dicho mi familia. Me da igual, incluso, lo que yo haya firmado en algún oscuro momento. Le estoy diciendo que no y es que no. Que ya no me toquetean más, que no quiero, que no me da la gana. Que ya puede ir soltando ese escalpelo o como se llame eso que aquí no va a haber ni autopsia ni cesión de órganos ni ná de ná, que con mi cuerpo ya no vuelven ustedes a juguetear, hombre, ya.


Mire, ahí le traen uno nuevo, igual ese se deja pero conmigo... nah... no tiene nada que hacer. De modo que traiga acá esa sábana que me tape bien y déjeme descansar en paz de una vez que ya me toca.






12 comentarios:

  1. Claro amiga, todos tenemos el derecho a elegir descansar o que la ciencia juegue con nosotros...Abrazos reposados

    ResponderEliminar
  2. Yo creo que el que ha vivido bien la vida, disfrutando de cada momento, disfruta también de la vejez y no le afectan las arrugas o las canas.

    Y también, que una vez muertos, qué más da lo que nos hagan o dejen de hacer.

    Un beso!

    ResponderEliminar
  3. EL primer relato me ha recordado a Dorian Gray...

    ResponderEliminar
  4. Es fácil vivir con tu cuerpo cuando estás joven y sano, pero después no puedes deshacerte de él cuando te estorbe.

    ResponderEliminar
  5. Aysss...que grima me ha dado el primero, jamía!

    Por otra parte, no quiero dejar de decirte que el relato del post anterior, me ha encantado! Me ha parecido tan real...y con un mensaje tan bonito...

    ResponderEliminar
  6. Pero quién dice que las canas salen de vejez, he visto recién nacidos con ellas. Yo tengo varias, jejeje!.

    Me haz hecho reflexionar con el tema médico. Hace un tiempo atrás, la madre de una amiga de mi hermana[Parece cuento]. Vivió una situación desagradable, frente a lo que significa ser donante. Dada que la demanda de órganos es bastante, no querían[médicos]aplicar el tratamiento adecuado. Frente a esa situación me llevó a replantearme, si de verdad quiero ser donante o no. Hasta ahora no lo soy, ya que tengo miedo, que aquellas personas, no realicen su trabajo como corresponde.

    En muchos casos, si el cuerpo pudiera manifestar su inquietud, sobre los diversos experimentos que realizan. Creo que tu texto, lo expresa a la perfección.

    Como siempre es un placer leer tus escritos, cariños eternos. Que andes bien!

    ResponderEliminar
  7. Maravilloso post! Lo he leido tres veces y cada vez me gusta más. Lo mejor que he leido en este tiempo. Felicitaciones Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Me ha gustado más el primer texto. Pienso que viene a decir que hay gente que dan o hacen cualquier cosa por no verse los complejos, pese a lo absurdo que es después andarse con "peluquitas" o demás tontás para mantenerse sin ellos. Eso entiendo yo.

    El segundo me recuerda a un capítulo de no sé qué serie y a otro de C.S.I, por tanto, ni me ha sorprendido tanto, ni me ha parecido tan original.

    UN BESAZO.

    Volví.

    ResponderEliminar
  9. Es inevitable llegara la vejez, nadie puede escapar a ella por muchas pelucas y mascaras que nos pomgamos, lo importante es llegar a ella con dignidad y salud, sabindo aprovechary disfrutar de lo que nos queda

    ResponderEliminar
  10. Dice lo mismo que yo Nanny, si me tienen que tocar una sola vez más en este pobre cuerpo mío, me borro.
    Y ya está.
    Te quiero Nanny.

    ResponderEliminar
  11. Y tiene razón el pobre muerto, ¡Que lo dejen descansar en paz, que leñeee!!!

    A la pobre de las canas le pasó eso por arrancarlas. Siempre se dijo que por una arrancada, siete que salian, jeje. Y es que envejecer nos cuesta, pero a algunas personas un poco más, incluso no lo aceptan nunca, ¡pobrecitas que mal lo deben pasar con tanta máscara y potingues!!

    Besicos muchos guapa.

    ResponderEliminar
  12. No es fácil saber envejecer bien y quien se aferra a las apariencias juveniles, creo que ha de sufrir el doble pues aceptarse tal cual nos toca en cada etapa de la vida, es una premisa para sentirse feliz.
    El cuerpo no es más que un vehículo que nos dan para circular por esta tierra, y como tal se deteriora poco a poco... y nos guste o no, acabara en el desguace... asi que mejor ir asimilándolo.
    En cuanto a los médicos....ufffffff mejor bien lejos!....que vas por una cosa y siempre te sacan dos o tres... y es que les gusta experimentar.... pero desde luego, por poco que pueda... no pienso dejarles que lo hagan conmigo.
    Un besazoooooo

    ResponderEliminar

Yo ya he hablado demasiado, ahora te toca a ti...

Karma

  El viejo monje observaba la delicada mariposa posada en su dedo. ‒Una vez fui como tú -le dijo-, y una vez tú fuiste como yo. Lo recuerdo ...