sábado, 2 de febrero de 2008

Una pequeña historia: el escritor

Para quienes desconozcan las historias previas a esta:

1. Una pequeña historia.


2. Una pequeña historia: la musa.


3. Una pequeña historia: el personaje.


Y este es el final… creo…


No voy a contar mi historia. Sería muy largo y aburrido. Con lo que ya han contado de mí debería sobraros.


No soy escritor aunque ellos digan que sí. Los dioses me libren de atreverme a usar tan grandilocuente apelativo para hablar de mí mismo. Escribidor, puede, escritorzuelo, tal vez. Cuentacuentos. Narrador de historias. Inventor de vidas. Nada que ver con los grandes. Ni vivo de escribir ni aspiro a ello, sólo me divierto un poco juntando palabras y viendo qué sale de eso. No tengo ninguna de las aspiraciones que ellos me adjudican. No deseo la fama del escritor de best-sellers ni la gloria de los excelsos literatos que en el mundo han sido. Mi única aspiración literaria es sumergirme en la lectura del próximo y fascinante libro y pasarlo bien imaginando y contando alguna pequeña historia.


Es cierto, tuve una musa que desapareció en medio de la multitud. Es cierto que no fue extravío sino abandono consciente. Es cierto, igualmente, que el motivo de dicho abandono fue que yo no colmaba sus deseos. Ella, como Elisenda, buscaba algo importante, un aspirante a Nobel como mínimo, alguien con grandes sueños y ambiciones y yo, ya lo he dicho, no aspiro más que a rellenar el siguiente folio.


La verdad es que fue un alivio perderla. En serio. Y es que era tal la presión que ejercía sobre mí que, durante el tiempo que pasamos juntos, escribir dejó de ser un placer y se transformó en una obligación y una tortura. Fue mejor para ambos que me abandonara en aquel Centro Comercial en plena fiebre de rebajas (de paso aproveché y me compré algunas cosillas que necesitaba). No era mala chica, pero tenía sueños que yo no compartía. Ahora dicen que anda con un buen escritor, uno de esos con grandes ambiciones, justo lo que ella deseaba. Espero, sinceramente, que sea feliz.


Pero no quiero mentir, su marcha me dejó sumido en una profunda tristeza y en una oscura soledad. No creí que pudiera extrañarse tanto a quien, durante años y años, sentí como una tirana. Pero el caso es que, a medida que pasaba el tiempo, más hundido me sentía. Más triste y más solo. Necesitaba encontrar alguien que compartiera mis días. Necesitaba compañeros para mi viaje.


Y en esas andaba el famoso día del paseo por el bosque: pensando en mi soledad y tratando de imaginar dónde y cómo encontrar compañía. No buscaba historias. No deseaba otra musa. No necesitaba más palabras ni más cuentos. No me hacía falta ningún personaje cuya historia inventar, descubrir o contar. No, no quería nada de eso. Lo único que yo quería era acabar con mi soledad.


El bosque era hermoso. El día agradable. Mi imaginación comenzó a volar y a volar. Y voló hasta una rama de un árbol cercano y se encontró con un pequeño pájaro con pinta de curioso, un pajarillo que no dejaba de dar saltitos y mover la cabeza y trinar alocadamente.


Y mi imaginación siguió volando por el bosque. Y llegó hasta un rayo solar saltando entre unas hojas. Y de allí surgió la imagen de una hermosa mujer con vestiduras clásicas. Un poco más allá, mi imaginación se topó con unas confusas sombras que daban forma a una imprecisa figura, tal vez masculina.


Tengo una imaginación incansable, así que siguió corriendo por el bosque, volando entre los árboles y flotando suavemente hasta más allá de las lindes de la foresta y dirgiéndose hacia una vieja y retorcida encina a cuyos pies parecía dormir un anciano.


Y mi imaginación, tras este paseo, regresó a mí y me contó todo cuanto vio. Y yo, que soy un cuentacuentos, uní todo e inventé una historia. Una historia con un pájaro cotilla, una musa frustrada, un personaje con problemas de personalidad y un misterioso y risueño viejo.


Y no fue mala historia. No la mejor pero tampoco muy mala.


Y mi imaginación se portó tan bien aquel día que, en pocos segundos, tuve compañía.


Diréis que podría haber imaginado personajes más divertidos y menos problemáticos pero ¿Quién ha dicho que un escritorcillo de poca monta fuera capaz de controlar lo que hace su imaginación? Yo nunca he sido capaz. En mi mente las historias nacen y se desarrollan sin que yo ejerza ningún control sobre ellas.


Y lo mismo puede decirse de mis personajes.


Lástima que tenga que deshacerme de estos.


Les había cogido cariño.


De verdad.


Pero me temo que, a estas alturas, son como los cigarrillos: por mucho que disfrutes con ellos no puedes olvidar que resultam perjudiciales para tu salud.


Si existiera otra solución los dejaría a mi lado, pero el poco control que pudiera tener sobre sus actos lo perdí hace tiempo.


De modo que, despedios de ellos porque, en cuanto acabe este relato, volverán a ser niebla y reflejos.


Ellos se lo han buscado.


25 comentarios:

  1. Bueno pues ellos y tú los han y los has querido. Que sigan volando, soñando, yendo y viniendo y ahora descansando. Sé que volverán a que les acaricies, a que les des vida o un beso de buenas noches. Mientras tanto que vuelvan al bosque, se posen en las ramas, en nubes, beban en las fuentes de los bosques y de la sabiduría, que vaguen, sueñen y se ganen la libertad que a todos corresponden.
    Yo te dejo mientras tanto para pintarme los coloretes, ponerme mi máscara y a vivir el carnaval, después cuando vuelva, puede que te cuente que en el desfile les he visto y me han contado como les fué contigo y me soplen una nueva historia. Será distinta porque al pasar por mi mente tendrá un formato distinto,pero el que ellos quieran dar al fin y al cabo, ellos mandan.
    Besos preciosa, feliz fin de semana.

    ResponderEliminar
  2. Son muchas historias y muy largas. Habrá que tomarse su lectura con calma. Esta última, sin embargo, tiene un extraño talento que me agrada. Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Muy ingenioso, como siempre. Me pregunto si no será por eso que el escritor es mejor cuando no sufre de esquizofrenia..., aunque a mi me encantaría padecerla si mis personajes fueran los que me la causaran.

    ResponderEliminar
  4. No siempre las musas han de ser personas, pero seguramente sabes de esto más que yo.

    Un saludo, interesante manera de plasmar los pensamientos.

    ResponderEliminar
  5. Niebla y reflejos... te envidio la forma de escribir y lo sabes. Te envidio desde la admiración, por supuesto.

    La "trilogía" te quedó preciosa.

    ResponderEliminar
  6. El problema es que de vez en cuando los personajes se salen de contraol más allá del final... por ejemplo, me sé de un aporreateclas, periodista a veces y vergonzante educante que una vez inventó una princesa y un dragón, los acompañó de unos caballeros algo inútiles y de un cura bastante mala persona... Y contó su historia, según él, hasta el final...

    Se equivocaba; porque los aldeanos tomaron la iniciativa y siguieron con la historia por su cuenta..: para cuando el escribano quizo darse cuenta, el cuento ya había cambiado algo... Eso sí, al final; había un dragón y alguien que no era necesariamente una princesa (ya no digamos doncella)...

    Ya ves; las cosas se salen de control... y tan de control se han salido que la musa se ha buscado otro escritor y se ha llevado al personaje indefinido... Y puesto que él es una nada, se han ido a las vegas y mientras espia detrás de los otros jugadores sin que nadie se de cuenta (finalmente, es tan insignificante), ella gana obsenas cantidades de dinero...

    ResponderEliminar
  7. Despues de todo no era tan mal escritor, o al menos eso me parece a mi ;) Todo fue producto de su imaginación, y resultó ser una buena historia :)

    Besos!!!

    ResponderEliminar
  8. Se lo buscaron y con creces, ¿no? o_-

    Besotesssssssssss

    ResponderEliminar
  9. Nani: Hmmmm... deja, deja, mejor que no vuelvan esos dos que ya eran muy peligrosos, recuerda que pretendían acabar con el escritor :D (Espero que te lo pasaras en grande en el desfile carnavalero).

    Migramundo: El adjetivo de "extraño" es el que mejor cuadra con las cosas que escribo, ya verás :D

    David: Ah ¿pero existe escritor sin esquizofrenia? ¿Estás seguro de eso?

    Sam: Las musas están en cualquier parte y aparecen cuando menos las esperas, esa es su magia.

    Steve: Anda, no me digas esas cosas que me sonrojo... a mí me encanta como escribes tú :P ¿Ahora vamos a dedicarnos a decirnos piropos? ;D

    NECIO HUTOPO: Los pobres escribidores nunca podemos tener la completa seguridad de contar las historias hasta el final porque ellos, los personajes, siguen con sus historias más allá de donde nuestras palabras llegan. Y eso, si es que es capaz de contar lo que, en princpio, pretendía porque muchas veces, la historia también se descontrola y se cuenta a ella misma. Al menos, a mí, me ocurre eso. Ya ves, lo que han hecho el personajillo y la musa :D

    Señor Oscuro: Y menos mal que fue producto de su imaginación sino, a estas alturas, estaría criando malvas :)

    Patri: Y vaya si se lo buscaron, que me tenían a este pobre asustadito :D

    ResponderEliminar
  10. La imaginacion puede ser el motor mas poderoso para cualquier cosa... seas escritor o no, sin ella, estamos perdidos!!

    Un besazooo

    ResponderEliminar
  11. El escritor que no encotraba y encontro cuando dejo de buscar...muchas cosas en la vida son asi..despidiendo a los personajes, tambien el se despide, porque el es el reflejo del espejo, aunque el no lo sepa. La vida es sueño

    ResponderEliminar
  12. Hola! Parecia el personaje mas desvalido y sin embargo es el mas fuerte. Ha sido el quien ha estado manteniendo toda esta historia.
    He pensando doscientas cosas diferentes con cada una de las partes del relato, pero me ha gustado mucho.
    Un besito, muac!

    ResponderEliminar
  13. Así que el escritor era el único que no tenía aires de grandeza. No me esperaba este final. Me parece que el escritor en cambio se pasa de modesto, cuando todo el mérito es suyo. Un beso.

    ResponderEliminar
  14. Supongo, que al fin y al cabo, todos somos "escritorcillos" de nuestra propia vida;)
    Cuídate, besos y un big abra:
    Spirit of dreams;) (f)

    ResponderEliminar
  15. Yo lo único que puedo decir es que he visto cómo se movían las nubes de la última foto!!! lo juro!

    Sin presión todo sale mejor, aunque sea poco a poco. Las historías tienen vida y aunque quieras moldearlas a tu gusto siempre saldrán como a ellas les de la gana.

    un beso!

    ResponderEliminar
  16. Por eso me gusta escribir en el blog: porque no hay presión. Mis ganas de escribir algo nuevo son las únicas que me empujar a pinchar en "redactar nuevo". Y qué empeño con la gente para erigirse en visionarios. Pa mí que el único que metió la gamba en toda esta historia fue el viejo, que les hizo creer que una solución en la que ninguno creía era la mejor.

    Y cómo llegan a suceder cosas así por doquier. Se me vienen a la cabeza muchos matrimonio cuyas razones para casarse no distan mucho de las de éstos de tu historia.

    Me ha gustado mucho el final.

    (Ejem, y lo de antes también) :D

    Besazos.

    ResponderEliminar
  17. El secreto de escribir es que te divierta. Por eso no me extraña que ese escritor decidiera, simplemente, juntar palabras.

    Un saludo guapa

    ResponderEliminar
  18. ¡¡genial!! ¡genial!! ...como siempre, ¡qué mono tenía,señora!esta semana he andado más allí que aquí y tenía unas ganas tremendas de sumergirme por este rincón.
    Acabo de leer a Mario y ahora a ti no veas el subidón ¡vamos que cojo el word en este mismo instante y abro un documento nuevo! jejeje
    Nany, nena, a veces desterrar a las musas (en mi caso musOs con buenas manos y buenos ojos)es lo más sano que hacemos, cuando los personajes surgen y se apoderan de ti, a mi me pasa que a veces los quiero y los plasmo y otras, no y los destierro. A la mierda las musas que "aspiran a más" de ellas no será el reino de los unos y los ceros...jejeje
    Besito grande linda

    ResponderEliminar
  19. Pues los tres formaban un trío excepcional. Aunque los tríos puedan llevar a grandes comeduras de cabeza. Así que si hay que eliminar un elemento para tener una historia, mejor olvidarse de las musas que además son unas caprichosas, claro que otras veces... pueden resultar imprescindibles.
    Pero qué bonito es esto de escribir, por dios.

    ResponderEliminar
  20. esta serie me ha encantado pero creo que faltaria en si lo que la propia "pequeña historia" tenga que decir al respecto..no lo crees así?

    ResponderEliminar
  21. Uff... Pues menos mal que ha reaccionado a tiempo porque tal y como estaban las cosas, era él o ellos :S

    ¡Besitos!

    ResponderEliminar
  22. Por cierto tienes un regalito en mi blog. Cuando quieras te pasas a por él ;)

    Besos!!!

    ResponderEliminar
  23. ¡¡¡Abajo las musas!!! qué pesadas que son, la ordiga ... jajajajaja.

    Un besote, Nanny!!!

    ResponderEliminar
  24. Toma ya!!! Que sepan quien manda!!!! jajajajajajaja,

    Un beso guapa

    ResponderEliminar
  25. El escritor no busca, más bien encuentra.

    ResponderEliminar

Yo ya he hablado demasiado, ahora te toca a ti...

Karma

  El viejo monje observaba la delicada mariposa posada en su dedo. ‒Una vez fui como tú -le dijo-, y una vez tú fuiste como yo. Lo recuerdo ...